Opinión

Ingress: Tu ciudad como nunca la habías visto

IngressLa ciudad es la misma de siempre. Allá la plaza, mas lejos una vieja iglesia, antes un centro comercial. Un busto de bronce allá, una placa en la calle conmemorando un evento… la ciudad es la misma.

Hasta hoy.

Científicos trabajando en partículas sub-atómicas encontraron, por accidente, una extraña materia exótica a la que llamaron XM. El proyecto de investigación se clasificó y codificó bajo el nombre Niantic y un grupo selecto de distinguidos científicos fueron asignados para estudiar esta materia.

Al parecer esta materia ha sido puesta en la tierra por una raza conocida como los Shapers, que todavía no se definen si fue un evento único (una singularidad) o si son una raza extraterrestre.

La raza humana está divida ante este descubrimiento, bueno, al menos aquellos de nosotros que nos hemos enterado de la existencia del XM, en dos grandes categorías. Por un lado están los Iluminados, que creen que el XM y los Shapers están llegando a la tierra para llevarnos a un nuevo renacimiento y por el otro está la Resistencia, quienes creen estar protegiendo a la humanidad de una inminente invasión.

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Esta es, a grandes rasgos, la plataforma a través de la cual nos lanzamos de lleno al juego Ingress, creado por Google y disponible para equipos corriendo en el sistema operativo Android a través de la tienda Google Play.

Tras un pequeño tutorial que nos lleva paso a paso por las acciones básicas del juego, somos dejados a nuestra cuenta como un pequeño triangulo emanando un halo naranja en un mapa verde y negro en tiempo real. Un brillante numero 1 en el centro de un octágono indica nuestro nivel de novato y una barra delgada le hace compañía. Esta barra es, rápidamente nos indican, nuestro almacén de XM.

Durante el tutorial se nos pide elegir alianza. Iluminado o Resistencia, esta decisión trascendental se toma incluso antes de comenzar a jugar y es, salvo pequeñas excepciones, definitiva e irrevocable.

Así fue como llegué a Ingress, elegí mi bando y comencé mi aventura.

Pequeño glosario para los no iniciados (y uno que otro despistado)

IngressEn Ingress, el juego, existen varios elementos de los cuales hablaré libremente y me gustaría compartirlos con ustedes, para evitar malos entendidos.

Ahí donde hay una alta concentración de XM, hay portales. Estos portales son, por definición, neutrales y están libres, en un inicio, para que los “tome” cualquiera de los bandos.

Un portal puede ser hackeado o tomado. Para hackear un portal, basta con acercarse y dar click en el botón “Hack” en la pantalla y el juego hace el resto. Hackear un portal es la forma en la que un jugador se hace de armas, resonadores y una variedad de artículos que habrá de usar durante el juego.

Para tomar un portal, hay que instalar ocho resonadores. Estos resonadores pueden ser de diferentes niveles, hasta hoy que escribo esto el nivel máximo es ocho. Mientras más alto el nivel de los resonadores, más alto el nivel del portal.

Una vez instalados los resonadores, el portal adopta el color de la facción de quien instalo los resonadores. Azul si quien instaló los resonadores pertenece a la Resistencia y verde si es de los Iluminados.

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Para cambiar el color de un portal, es decir, tomar un portal, éste primero debe ser neutralizado. Para hacer esto, hay que atacar el portal (una o varias veces) hasta destruir cada uno de los ocho resonadores. Una vez neutralizado, el portal cambia de nuevo al color blanco y esta listo para ser tomado por cualquier usuario de cualquier facción.

Uno de los artículos que un portal entrega al ser hackeado, es la preciada llave. Cada portal tiene su propia llave y es gracias a estas llaves que un portal puede ser enlazado a otro. Al formar un circuito cerrado de enlaces, se crea un campo de energía. Los circuitos solo pueden crearse entre portales de la misma facción.

Atacar un portal, neutralizarlo, tomar un portal, crear enlaces y crear campos de energía, son actividades que requieren que el agente esté físicamente cerca del portal, vale la pena aclarar. Nada de jugar desde la comodidad del sillón.

Novatos, comunidades en linea y el famoso Real-Time

En la parte inferior de la pantalla encontré un pequeño centro de comunicaciones y alguien llamándome por mi nickname.

Ese fue mi primer contacto con una animada y muy divertida comunidad online de agentes con una variada actitud respecto al XM, los Shapers y los múltiples eventos que Google (a través de Niantic y su compleja red desplegada) nos hace llegar.

Entrar a la comunidad es relativamente fácil para los nuevos y muy útil, ya que gracias a los usuarios experimentados vamos resolviendo poco a poco la mecánica del juego y la cultura del juego que existe en la ciudad. Mas sobre esto, adelante.

Centro de Comunicaciones
Centro de Comunicaciones

El juego se desarrolla en tiempo real, es decir, las actividades que se ven en el mapa en la pantalla están sucediendo justo ahora. Las métricas, la destrucción y construcción de portales, los campos de energía, el avance (o retroceso) de nuestra facción en el marcador global y un largo etcétera, está sucediendo allá afuera.

Ahí los Iluminados vencen o son derrotados. La Resistencia construye un campo o planea como recuperarlo. Allá afuera un agente está en problemas y tal vez yo sea la respuesta. O tú.

La única forma de averiguarlo es salir al campo de batalla.

Dos realidades: Una ciudad, un campo de batalla

Aquella plaza donde esta ese aburrido supermercado es ahora la piedra de toque de un campo de energía que le da la ventaja a los Iluminados. Esa vieja Iglesia donde bautizaron a mi sobrino es también un portal nivel 8 que pronto será clave para que la Resistencia le de la vuelta al marcador global. ¿Aquella placa? Ahora esta siendo evaluada para convertirse en un portal, mientras tanto, dice no se que tantas cosas sobre un huracán. La ciudad me está escondiendo una nueva realidad.

El busto de bronce no lo he revisado. ¿Será también un portal? ¿Lo podré usar para darle ventaja a mi equipo? ¿Lo estará usando mi rival para algo importante?

Muchas preguntas sobre esta ciudad me llegaron de golpe. Me di cuenta de que, aunque conocía la ciudad, no conocía el campo de batalla y que si quería conocerlo, tendría que ir y verlo con mis propios ojos. Bueno, mi propio escáner.

La ciudad es ahora mas interesante. Mas viva. Viajar de lado a lado tiene otro propósito y los lugares que antes parecían inocuos ahora son, potencialmente, fuentes de preciado XM.

Seguro aquella estatua al Trabajador es un portal. ¿Ya lo habrán reclamado?
¿Podré usarla para hacer un campo con la plaza y la placa?

Pequeñas victorias: Anécdotas del newbie

Comencé como todos, creo yo, escaneando lo que había alrededor de mi casa. No encontré nada cerca. Después empecé a escanear mi ruta diaria, esa que hago de la casa al trabajo y del trabajo a la escuela y luego a casa. Encontré muchas cosas que ver y hacer. Principalmente, encontré un portal enemigo justo en el estacionamiento de las oficinas donde trabajo.

Al día siguiente, me aseguré de tener algunas armas para atacarlo y, cruzando los dedos, deseé poder destruirlo. Tuve suerte, ese portal era uno de los tres portales que creaban un campo de energía y, de los tres portales, era el mas débil. Sin saber muy bien lo que hacía, lo ataque. Y lo ataqué de nuevo. Y de nuevo.

Unos minutos después el portal había sido neutralizado, el campo de energía rival destruido y el portal libre. Tras desplegar ocho poderosos resonadores de nivel 1, el nivel mas bajo del juego, el portal era mio.

Me quedé sentado en el carro varios minutos, festejando.

No, en serio.

La mañana siguiente comenzó con una serie de e-mails bastante curiosos, la verdad no había recibido mensajes así nunca:

“Ingress Damage Report: Entities attacked by UserXXXX”

Con los ojos entrecerrados y la mente dispersa, tardé un par de minutos en entender lo que estaba pasando. Alguien estaba haciéndole a mi portal lo que yo había hecho la noche anterior.

No habían pasado siquiera doce horas y me habían despojado de mi portal.

Este acto no quedará impune, pensé. ¡Esta es una declaración de guerra!

Llegué a la oficina temprano. Parado en el estacionamiento, como perdido, me acerqué al portal, lo estudié. Pusieron resonadores nivel 2, yo era un pobre nivel 1. Parecía que mi guerra había sido apresurada.

Ataqué como los Persas en la batalla de Termópilas, aquella frente a Leonidas y sus Espartanos. Y como los Persas, le hice cosquillas a mi espartano portal.

Paciencia. Tendré mi oportunidad de nuevo al salir de la oficina.

Pasé el día entero monitoreando mi objetivo. Viendo si cambiaba su estado. Si alguien más capitalizaría sobre los golpeados resonadores enemigos que deje en pié. Nadie.

La noche comenzó a caer, yo me acercaba a mi auto y decidí intentarlo de nuevo. Me lancé de frente, con todas mis armas y fue la última la que lo logró. El portal era mio una vez más.

Puse mis resonadores nivel uno y crucé los dedos camino a casa.

La madrugada confirmó mis temores. La mañana me presentó las consecuencias de mi guerra anunciada: Mi portal me había traicionado con el enemigo y éste lo premiaba con resonadores nivel cuatro.

Fuera de mi alcance. Por un tiempo, cuando menos.

Pasaron las semanas y seguí jugando. Caminando bajo la lluvia, visitando lugares que hacía años no visitaba, conociendo gente que tal vez no hubiera conocido de otra manera. Hackeando aquí y allá, tirando portales enemigos, tomando portales para mi causa.

Hoy, mi guerra personal se reanudó.

La ciudad estaba tomada por una tormenta, la gente corriendo en el estacionamiento pasaba a mi lado sin saber que, en mi celular, se libraba una batalla.

Creo que en realidad estaban mas sorprendidos de que protegiera mi celular, y no a mi, de la fría lluvia.

Dos certeros golpes bastaron para destruir los ya vapuleados resonadores (gracias, héroe anónimo que los atacó antes que yo) y mi portal volvía a mi. Entré a la oficina con una enorme sonrisa.

Tu turno, Leonidas.

Un juego de culturas

Alrededor del mundo se han firmado acuerdos entre los bandos para declarar zonas neutrales o campos de entrenamiento, pactos de no agresión en ciertas zonas de la ciudad y tratados filosóficos dignos de Sun Tzu y su Arte de la Guerra para estudiar las tácticas que cada bando ha seguido en su búsqueda de la dominación global. Algunas incursiones verdes han tomado el medio oriente, algunas incursiones azules han tomado el centro y sur de México. Europa es constantemente pintado de azul solo para ser reemplazado por el verde y nuevamente el azul, como la casa de un matrimonio que no se pone de acuerdo en que color pintar la fachada de su casa.

Dentro del mismo equipo la variedad también se impone. Desde el improvisador que se lanza a la aventura para crear campos que parecían imposibles hasta el meticuloso matemático que estudia donde poner el campo que genere el mayor impacto en las filas rivales.

Jugadores casuales, jugadores de nivel alto que actúan como fuerzas élite, enjambres de novatos que viajan de lado a lado de la ciudad buscando portales y lobos solitarios que recorren las calles de la ciudad en perfecto anonimato.

Y falta hablar de Niantic y el vasto universo que poco a poco ha poblado con personajes misteriosos como Jarvis, físicos, teóricos y empresas fantasmas que han dado profundidad y valor a cada acción que los jugadores han concretado en el juego.

Cientos de cuentas de Google Plus dedicadas a personas que son apenas mencionadas en un video de treinta segundos que algún portal arroja como recompensa al ser hackeado, presencia en campus universitarios alrededor del mundo y los muy interesantes “Ingress Reports”, disponibles todos en youtube, para compartir noticias y eventos globales (Como el proyecto Cassandra).

Retos para los criptólogos y gente con complejo de Sherlock Holmes que se sienten con animo de resolver complicados acertijos multimedia y la posibilidad de crear incursiones secretas para solicitar la creación de portales en lugares inverosímiles (hay ya portales en Alcatraz, por ejemplo).

Ingress es más que un juego. Es un lienzo que se extiende sobre la realidad de nuestra ciudad y permite, a sus jugadores, pintar el mundo de azul y verde.

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