El arte escénico es una vocación más, que compite en este amplio mercado de empleos, se ve minimizado ante la industria, la maquinaria y la gran fabrica que resulta ser esta ciudad.
El teatro sobrevive entre un lenguaje industrial, que carece de la comunicación artística en esta sociedad, el teatro existe en Monterrey pero no es suficiente, necesita llegar a la gente, ya que de eso es como vive, de un público constante.
Quienes se dedican a ello, mencionan que se ha empezado a forjar un público que sigue al teatrero, que realmente está convencido de ver teatro, y lo bueno es que la institución gubernamental, encargada de la difusión artística en el estado CONARTE, se ha mantenido en pugna por no dejar sin apoyo a este tipo de eventos, es así como poco a poco, empieza a haber una conciencia colectiva entre la gente, de que en verdad hay teatro.
Ser teatrero es un trabajo que exige disciplina, conocimiento, consistencia, labor, enseñanza, estudio y lo mas importante de todo, apertura a todas las artes, el teatro evoluciona constantemente, se adapta, crece a través de lo que aporta el espectador, porque el público cada vez es mas exigente, y quienes hacen teatro, se ven orillados a seguirse alimentando de mas arte, para provocar con nuevas imágenes, nuevos contextos o nuevas transgresiones catárticas.
Actualmente en esta realidad local, se vive una novela que no parece tener fin, todos han cambiado su percepción acorde a su desempeño, ahora la gente ‘actúa’ en las calles sin que nadie se de cuenta. El regio ríe del miedo, llora de alegría, abraza por necesidad, se aleja de los demás por egoísmo. Esta ciudad se ha convertido en un gran escenario, lleno de emociones, historias y vivencias cotidianas, cada una particular de la otra, si todos son actores y actrices en su propia vida, ¿Porqué no abrazar entonces a este arte como parte de nuestra normalidad?
En este festival de teatro, disfrutemos de las ficciones paralelas, dejemos nuestros vestuarios de realidad en la puerta, sentémonos a escapar un momento y vivir a través de otras historias y otros actores, realidades que están ahí en escena, que nos saquen poco a poco, de nuestra propia farsa, que nos limpien la conciencia, que nos liberen de nuestra mascara innecesaria. El festival es para el regocijo de una sola persona, usted, el espectador, el público. Gracias a usted, sigue continuando el espectáculo.
Monterrey detén la ironía de esta vida, incita a vivir un nuevo comienzo, llena de sabor, color y esperanza… ¡Y mas teatro!
—-
La presente columna de opinión fué publicada y editada para el periódico ‘EL NORTE’, bajo el título ‘Déjate llevar por este arte’ el 3 de agosto del 2011 en la sección ‘Vida!’ en el marco de la inauguración del XIII Festival de Teatro Nuevo León.
H.