No sé si cortarme las venas o dejármelas largas

Me atrevería a decir que esta película tiene el éxito asegurado en México, pero como no lleva la palabra “sexo” en su título, no les puedo prometer nada.

Ni idea de dónde rayos surgió el nombre, pero la primera vez que lo leí me despertó la imagen de una mujer caminando con venas colgantes en los brazos, así como los flequillos blancos colgaban de la chamarra de Laureano Brizuela.

Para nada venía al caso mi imagen preconcebida gore. La película es una comedia mexicana que siguió un camino muy particular antes de llegar a las pantallas. Manolo Caro, autor y director, tuvo la idea de una historia para cine, solo que decidió probarla primero en teatro para ver qué tal la recibía la gente. Le fue bien y ahora viene como película. Estoy casi seguro de que va a tener mucho éxito, a pesar de…

Técnicamente hablando

Me da cosa criticar una película que sí me gusto, pero hubo varios detalles que me hicieron ruido, como las decisiones de hacerla toda con tomas cerradas (los planos abiertos se cuentan con los dedos de las manos), la edición a contracorte persiguiendo los diálogos y una fotografía con la profundidad de campo tan cerrada que por momentos solo alcanzaba a enfocar la mitad del rostro del actor a cuadro.

Los gringos usan una estética muy definida para las comedias: iluminación muy parejita, colores brillantes y balanceados. Las venas largas, en cambio, es una comedia de luces cenitales, actores con sombras negras en los ojos y un tono azul/verdoso que los hace ver medio enfermos.

Bueno ya, me lo saqué del pecho.

De qué trata la historia

Dos parejas de vecinos que no se habían tratado antes de pronto se ven metidos en una serie de enredos, detonados por la llegada al edificio de un famoso ex-jugador de futbol. La percepción inicial de lo que sucede va cambiando y enriqueciéndose a medida que todos se van quitando la máscara social para mostrarnos quienes son en realidad.

Las temáticas como: tener hijos, el fracaso profesional, las drogas legales y la orientación sexual aparecen casi sin que nos demos cuenta, sin clavarse mucho pero eso sí, metiendo a los personajes en situaciones bastante divertidas. A pesar de lo fuertes que puedan parecer las broncas que tienen, la película no se pone a dar moralejas, al contrario, deja sobre la mesa las reflexiones concentrándose en castigar a los vecinos al ponerlos en situaciones incómodas y divertidas.

El vestuario está padre — El vestuario de ella está padre

Paréntesis provinciano

Les confieso que no estaba seguro de que viniera al caso mencionar esto, pero una de las razones por las que no sé decir cómo le va a ir a la película con la gente de provincia (o sea nosotros) es la temática gay.

El rollo homosexual no es el eje central de la historia, pero sí el de uno de los personajes, probablemente el más divertido. Ya saben cómo somos los norteños machotes, no pueden salir dos hombres intercambiando sonrisas porque nos ponemos incómodos de volada. Sin embargo, igual que todo lo demás en la película, eso también nos lleva al fin único e inevitable de hacernos reír.

Diagnóstico final

Parece que el cine mexicano ya encontró la fórmula para atraernos a las salas. No se trata de competir con los gringos con espectáculo y superproducciones, sino de buscar hacer eco en nuestros sentimientos y preocupaciones, con nuestro humor. No sé si cortarme las venas ofrece una experiencia divertida que provoca la risa ligera, pero que también invita a la reflexión.