Hace mucho que no veía una película así de pretenciosa que me divirtiera tanto.
Técnicamente hablando
Lucy tiene todos los elementos para ser tachada de mala ciencia ficción, pues hace afirmaciones supuestamente científicas basadas en mitos de la época cuando a la neurología le cambiaban su primer pañal.
Los efectos especiales son un bricolaje de trucos reciclados y de calidad regular, algo que esperaríamos ver en una serie de televisión, no en una sala IMAX. A pesar de todo, luce.
De qué trata la historia
Tras de un buen diálogo inicial, Lucy es atrapada en una red de narcotráfico donde le injertan en el vientre una bolsa llena de una droga experimental, para que la lleve de contrabando a otro país.
Todavía estoy tratando de entender la lógica en lo que sucedió después: los mismos secuestradores golpean a la chica (recién operada) liberando la sustancia dentro de su cuerpo y pum, Lucy adquiere superpoderes.
Diagnóstico final
Esta es una película llena de tonterías, pero que no es tonta. Haciendo a un lado lo pretencioso de su final y las propuestas pseudocientíficas que sostienen a su premisa, Lucy es muy divertida de ver.
La cinta mantiene nuestra atención hasta el final, incluso logra que lo aceptemos, así sin más, para salir del cine con la satisfacción de haber desquitado las palomitas.
Lucy
- Director: Luc Besson
- Actores: Scarlett Johansson, Morgan Freeman, Min-sik Choi
- Lo mejor: La desintegración de los dedos
- Lo peor: Lucy haciendo movimientos pseudorobóticos con la mirada perdida y una actitud de “soy más lista que Google”
- Recomendaciones adicionales: Evita sentarte al lado de alguien que tenga un tic nervioso en la rodilla y se la pase toda la película recordándote que existe con la temblorina de su pierna