Febrero: Mes del Amor ¡Al Cine!

Febrero… ¡Mes del amor y de la amistad!

Regularmente, cuando se habla de “amor” se establece una conexión directa al concepto de pareja. Pero también podemos hablar del amor filial, el amor fraterno, el amor a lo que uno hace y hasta del amor a las cosas o situaciones que uno disfruta.

Y como nosotros, ustedes y yo amamos el cine habrá que referir en esta nota el amor al cine y al amor en el cine.

Vayamos por puntos, ya que bien vale la pena echar un vistazo al concepto de “Género Cinematográfico” antes de llegar al punto.

Cuando se habla o escribe de “Género” se hace referencia a un grupo de filmes que comparten características de fondo y/o de forma.

Los “Géneros Cinematográficos”, como la clasificación genérica de otras manifestaciones artísticas, derivan de la llamada “cultura clásica” en la que se cimentaron la comedia y la tragedia. El primero, superficial –al menos en forma- y con final feliz y el segundo, con tono intenso, profundo y final extremo en el que la muerte cae sobre alguno de los protagonistas.

Estos tratamiento fueron imitados por los primeros trabajos de ficción cinematográfica (los que pretenden  recrear la realidad o construir una nueva) y se permitió una diversificación tal que se han alejado de los básicos, liándose tanto al tono y estilo como al ritmo narrativo, las emociones que pretenden generar en el público, los ambientes, el formato y hasta la relación historia / música, entre otras variables.

Recordamos, como se señaló en aportaciones anteriores, que es difícil hablar de películas de “Género Aislado” y que la mayoría ofrece una combinación de géneros, es decir, son híbridas.

Para efectos de clasificación, se considera el que predomina en el conjunto.

Ejemplos de Género son:

• Por su ambiente (contexto): western, bélico, histórico, deportivo, etc.
• Por su formato: acción viva o animación.
• Por su público meta: infantil, juvenil, familiar, adulta.
• Por el conflicto base: drama, comedia, cine negro (existencialista / nihilista), acción, aventura, fantástico (ciencia ficción, fantasía, horror, terror); misterio, suspenso o thriller y cine romántico.

Y de aquí, parte nuestro foco de atención para esta ocasión: ¡el romance en el cine!

Desde siempre, el cine ha funcionado como una herramienta más que útil en términos de transmisión de valores y vehículos culturales. Sus historias, personajes, situaciones, imágenes, cortes musicales y demás componentes, inyectan en el cinéfilo una visión del mundo. Y en esa visión, siempre entra la gama de manifestaciones del amor, aunque la que predomina en los filmes es la que vincula a la pareja (hombree mujer, mujer / mujer, hombree hombre)

El romance, entendido este como el flujo o intercambio de intenciones entre dos personas con fines de establecer vínculos que les lleven a concretar y mantener unión de pareja, se ve en el cine no como lo que “es” sino como lo que “debería ser” o “podría ser” en tanto cuanto se piensa en lo “ideal”.

Nadie puede negar que el amor es la emoción / sentimiento más fuerte; afecta a tal grado que altera por completo nuestra forma de ver y enfrentar situaciones, simples o extremas, así como la manera en que percibimos lo que nos rodea.

Las historias de amor que vemos en el cine (Cine Romance) van desde ser la excusa perfecta para generar en nuestra pareja el estado de ánimo ideal para escuchar nuestras propuestas y frases de cortejo hasta convertirse en el detonador de reflexiones profundas sobre nuestras situaciones particulares.

Desde las simples comedias románticas hasta los grandes clásicos pueden dejar honda huella en el espectador, dependiendo del estado de ánimo en que se encuentre el momento de enfrentarse a ellas. A este impacto, mayor o mayor, se le llama “relación inherente entre la película y el espectador”.

Alguna vez, María Félix dijo que “una buena película es la que te deja la sensación de haber estado soñando mientras estuviste en el cine”. Si tomamos en cuenta que el enamoramiento es, de cierto modo, una ensoñación, entonces es fácil encontrar identidad entre lo “rosa” que vemos el mundo y lo “rosa” de las historias románticas (aunque no podemos dejar de lado los romances tormentosos, conflictivos y hasta trágicos)

Los detalles para la conquista y hasta el sacrificio de una de las dos partes, o ambas, para agradar y convencer(se) del amor y devoción que se tiene es lo que, en mezcla, consigue que la magia fluya entre lo que ocurre en pantalla y lo que circula en el cuerpo emocional de quien ve la cinta.

Son muchas las producciones cinematográficas que han marcado significativamente a los seguidores del cine en el terreno romántico. Cinéfilos que se han identificado con las situaciones o con los personajes; que recuerdan su primera cita con el amor de su vida, yendo al cine y compartiendo palomitas; que encuentran en el tema musical (soundtrack) una nota que sigue haciéndoles vibrar hasta el más pequeño tejido del corazón…

Entre esas películas, destacan las siguientes como algunas de las más significativas (sin pretender incluirlas todas, pues sería imposible):

 

Alfie	Dr. Shivago
Lo que el viento se llevó	Casablanca
Historia de amor	Cumbres borrascosas
Sabrina	Cantando bajo la lluvia
Amor sin barreras	Romeo y Julieta
Mientras dormías	Amor eterno
Notting Hill	Mujer Bonita
Ghost	Castillos de hielo
Los puentes de Madison	Cyrano de Bergerac
Mejor…imposible	Titanic
Un paseo por las nubes	Los amantes del círculo polar
El hijo de la novia	Brokeback mountain
Dulce noviembre	Cuando un hombre ama a una mujer
Un ángel enamorado	Como si fuera la primera vez
El guardaespaldas	Reto al destino
Mi primer beso	Tienes un e-mail
Sintonía de amor	Chocolat
La casa del lago	Mi bella dama
El paciente inglés	Amelie
El príncipe de las mareas	Australia