Cine

Una llaga en la corrupción, “El Mudo”

M-H

Director: Daniel y Diego Vega

País: Perú

 

Una película sin pretensiones que muestra al Perú sucio, manchado y enfermo por la corrupción de su pueblo, pero sobre todo de los altos mandos; una mirada de desilusión ante un país oprimido por el poder.

El Mudo, la historia de Constantino Zegarra, un juez que ha heredado la pasión por la justicia y que ha sido destituido de su cargo sin ninguna explicación pero con sonrisas aparentes.

La historia de Constantino, un ciudadano quien en ejercicio de su profesión, ha decidido apegarse al sistema de justicia y castigar a quien lo merezca, una historia que no deja de lado su vida como persona, en el cuál encuentra todo tipo de emociones por su realidad.

El filme realizado por los hermanos Vega, gira entorno a un personaje que demuestra en cada paso el retrato de una realidad coludida, Constantino destituido de su cargo, se ha convertido en el blanco de una venganza, y un día atravesado por una de las balas del mismo acto, ha perdido la voz, sin embargo, se dedica a buscar a quien él cree que llevo a cabo dicho plan, en el transcurso de ese lúcido viaje empapado por un poco demencia y justicia, solicita ayuda involucrando a uno de sus compañeros, quien tendrá que adentrarse en lo más bajo y contaminado, para ayudar a encontrar al responsable.

Un protagónico que no es valorado en su trabajo ni en su familia, un personaje que vive con el recuerdo de su madre quién fue asesinada por perseguir la justicia, y cuyo camino desea seguir por convicción a pesar de las dificultades, en cuyo caso y hasta el final aplica por su propia mano.

El juez Zegarra, humano que ha fin de cuentas, sufre de la incomprensión de su familia, cuya esposa invadida por monotonía y desencanto parece estarlo engañando; una hija que al parecer no desea más que crecer y encontrar su identidad; por último un padre que involucrado en lo mismo que el hijo, y un tanto indiferente a la justicia intentará colocarlo mediante sus amistades en un puesto equivalente al que tenía; hombre que también tendría un desliz con su secretaría, quién lo ayudará a sacar un poco de información sobre su caso.

Un largometraje en el que pesa la corrupción, pero en el que gana la riqueza gestual de Fernando Bacilio (Constantino Zegarra), la pureza de las tomas, lo impecable de un guión que sin tantos diálogos dice más que las palabras, en donde las actuaciones y final un tanto delirante, la convierten una obra imperdible y maravillosa sobre una realidad opresiva y contrariada en nuestros tiempos.

 

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