El Club de los Desahuciados

Llega la temporada de los Óscares y como siempre los distribuidores aprovechan para traernos las cintas a las que no les habían hecho caso por no ser superproduciones de acción o comedias ligeras.

Técnicamente hablando

Los actores de cine conocen la dificultad que representa repetir pequeñas tomas en un orden que no sigue precisamente la lógica de la historia. Hay directores —como Stanley Kubrick— que son famosos por realizar hasta cincuenta repeticiones de un mismo plano. Otros —como Woody Allen— suelen trabajar dejando que fluya la escena en tomas largas y acomodando la cámara de manera que no interrumpa la acción de los actores.

En esta película, la técnica de trabajo fue obligada por el presupuesto. Solo tuvieron 25 días para hacerla, así que sin ensayos y casi sin repeticiones se rodaron una a una todas las escenas, utilizando un mínimo de iluminación adicional a la que ya existía en las locaciones y dejando correr la cámara en promedio 15 minutos por toma. Como resultado de este carrereo tenemos unas de las representaciones actorales más auténticas de esta temporada. La película ya ha ganado varios premios en estos rubros y está nominada para varios Óscares.

De qué trata la historia

Corre la década de los años ochenta y la desinformación alimenta la paranoia homofóbica del VIH. Ron Woodroof es un vaquero macho de rodeo, vividor y mujeriego, que anda en troca y calza bota, pero por un accidente termina en el hospital y de pronto PUM, el doctor le dice que morirá de SIDA en los próximos 30 días.

Ron pasa por los típicos estados de negación y depresión. Al final decide luchar no por su vida, sino por vivir. Tal vez debería decir que aprende el significado de la amistad en el lugar menos esperado, pero por respeto a los lectores evitaré usar una frase tan cursi.

DallasBuyersClub — Matthew McConaughey bajó más de 20 kilos para interpretar este papel

Diagnóstico final

El Club de los Desahuciados es una película auténtica, trágica y alegre. Una historia que con tantas similitudes con la cultura de mi propia ciudad me hizo volver a cuestionar mi propia indiferencia ante el desprecio que sufren los homosexuales, las consecuencias que tiene la publicitada vida de excesos y la voracidad detrás de las grandes compañías que lucran con la salud. Pero también es una película que me hizo reír y sorprenderme, recordándome que no todo lo que sale de Hollywood tiene por que ser un espectáculo vacío soportado por explosiones y efectos especiales. El club vale la pena.