El Lobo de Wall Street es una buena película. Interesante, ágil, con poderosas actuaciones y una caracterización de época tan bien lograda que ni siquiera se nos hace extraño que la gente se comunique con teléfonos cableados. ¿Pero me gustó? No tanto.
De qué trata la historia
Basada en una historia real, el Lobo narra la vida de un corredor de bolsa que explota su talento para las ventas sin ningún escrúpulo. Luego de independizarse y fundar su propia agencia financiera, Jordan Belford se hace del apodo “The Wolf of Wall Street” cuando la revista Forbes publica un reportaje retratándolo como un ambicioso y abusivo Robin Hood, que roba a los ricos para repartirlo entre su pandilla de estafadores. La mala publicidad le resulta útil, ya que de la noche a la mañana se convierte en una figura famosa en el mercado de valores. Amasa una fortuna utilizando prácticas ilegales hasta que llama la atención del FBI, pero es tan listo que nadie puede acusarlo de nada. Luego, como era de esperarse, algo sale mal.
Una película controvertida
En el mundo real, luego de haber estafado a muchísima gente, Jordan pasó un tiempo en prisión y actualmente sigue entregando casi la totalidad de lo que gana al gobierno, para cubrir la deuda de daños con las personas a las que engañó. En el cine nos gusta pensar que hay una moraleja, que allí los malos la pagan, pues estamos cansados de ver que en nuestra cotidianidad la ilegalidad y el abuso se salgan con la suya la gran mayoría de las veces. Al menos en el cine los delincuentes deberían de pagar sus fechorías.
El problema con el Lobo es que está tan bien caricaturizado que termina siendo un tipo de realidad aumentada donde Jordan aparece como un antihéroe carismático al que, aunque le vaya mal, nos cae bien. ¿Por qué? Quizá porque persigue los valores que socialmente hemos aprendido a admirar, motivado por el fin último del capitalismo que es hacer mucho dinero muy rápido y con el menor esfuerzo, a costa de lo que sea. La película además hace una promoción involuntaria del libro autobiográfico de Jordan, en el cual está basada, y lo presenta como a un excelente vendedor, lo que es posible le ayude a que sus actuales seminarios de ventas se llenen a tope.
Aunque, seguramente no va a disfrutar de un solo dólar de los que le genera la fama brindada por la película, ya que debe seguir pagando su multimillonaria deuda, nuestro instinto moral quisiera que al final de la historia se le viera como un tipo absolutamente destrozado, sin embargo el castigo del cierre parece pequeño comparado con la enorme exhibición de sexo, placer y drogas que se hace durante las tres horas que dura la película.
Lo que de verdad importa
Hay bromas, yates y fiestas alocadas. Sin embargo el tono casi de comedia hace que resulte incómodo estar viendo lo que hace el estafador, pues es simpático y agradable, no se rinde ante nada y siempre se sale con la suya. Al final sentí que pasé demasiado tiempo disfrutando de algo que en la vida real no me hace nada de gracia. El resultado de mi experiencia personal fue que, aunque me gustó verla, no me gustó lo que vi.
El Lobo de Wall Street
- Director: Martin Scorcesse
- Actores: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie
- Lo mejor: los discursos motivacionales de Jordan
- El miedo: la ola gigante
- La lección: el dinero no tiene honor
- Recomendaciones adicionales: hay desnudos, drogas e insultos fuertes, evita ir a verla con tus padres