Los Miserables del francés Víctor Hugo es una novela que plantea varios postulados acerca del bien, del mal, de si estamos destinados siempre a hacer un mismo patrón de comportamiento. ¿Somos lo que los demás creen de nosotros? ¿somos quienes queremos ser? ¿Estamos destinados a ser lo que creemos? ¿Cómo es que nuestras creencias acerca del mundo y de los demás nos alejan de ver lo que en realidad son las personas?
En la película previa de 1998 el protagonista fue interpretado por Liam Neeson, Cossette fue Claire Danes y el implacable Javert fue Geoffrey Rush, a quien seguramente recordarán por su papel de Barbossa en los Piratas del Caribe. No pretendo compararlos puesto que aquella película fue un drama de Bille August que duró 134 minutos y en ningún momento se pusieron a cantar en medio de la película. Ahora bien, ésta no estuvo nominada a ningún Oscar.
En cambio, lo que esperamos en este musical es, sin duda alguna, un éxito de taquilla, como ya lo está siendo en los Estados Unidos.
La historia en sí es muy buena y el musical en el teatro ha perdurado desde su primera puesta en escena en Francia en 1980. De ahí, se presentó su versión angloparlante en Inglaterra y en 1987 debutó en Broadway, de donde no ha salido. Ha ganado el premio Tony por Mejor Musical y sus canciones más famosas originalmente compuestas por Noel Gay “Me and My Girl”, Charles Strouse “Rags” y “Starlight Express” por Andrew Lloyd Webber.
Esta película tiene una esencia por sí misma, incomparable a lo que ofrece un teatro y lo que en su momento fue una representación de la misma historia. Les Miserables dirigida Tom Hooper logra situarse entre los mejores musicales en el film hechos en toda la historia del cine si no es que la mejor. La emoción de la música y los personajes excelentemente interpretados por todo el elenco no hacen más que mostrarnos la majestuosidad de esta historia adaptada a la pantalla grande.
Uno se siente casi ahí al lado, entre las situaciones con personas que el maquillaje hace parecer tan reales que se sienten nuestros amigos, enemigos o familiares. Toca fibras emocionales que una persona puede tener, sintiendo compasión, alegría, alivio y miedo, siguiendo a los protagonistas en su camino de decisiones.
La interpretación de Hugh Jackman es tan impactante que parece ser un personaje al principio y uno completamente distinto al final, tan afectado por los sucesos de la historia que en su desarrollo termina siendo un Jean Valjean evolucionado.
Anne Hathaway definitivamente hace uno de sus mejores trabajos, dejando atrás la joven de Los Diarios de una Princesa y realizando un papel de Oscar que, como Fantine, sorprenderá a quien sea.
Debutó con esta película Daniel Huttlestone, quien demuestra una madurez actoral impresionante en su papel de Gavroche. Sus diálogos y los fragmentos de canciones que le tocan nos dejan con ganas de más de él, cautivándonos desde su aparición. También es agradable escuchar y ver a Samantha Barks una vez más en su papel de Éponine que interpretó también en el teatro Queens de Londres del 2010 al 2011 y quien fue la elegida para cantar el concierto del 25 Aniversario de la obra en la Arena O2 de la misma ciudad.
Todo el elenco hace un excelente trabajo, que aunque las habilidades para cantar de Russel Crowe no hayan sido las mejores, tampoco son malas. Podría decirse que se sienten mediocres junto al resto de los cantantes, pero todos ellos nos sorprenden.
En síntesis, esta película está excelentemente hecha, desde su sonido, por el maquillaje, la vestimenta, el elenco, su adaptación a guión y todo lo demás. Es de lo mejor que he visto en años.
Sería inaceptable dejar pasar la oportunidad de verla.
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