Nacido de la iniciativa de la asociación civil “Mexicanos Primero”, este documental pone en evidencia muchos de los “secretos a voces” del sistema educativo de nuestro país.
En apariencia, podríamos creer que este filme sostiene tintes persecutorios hacia el gobierno o los sindicatos encargados de la labor educativa, sin embargo, al adentrarnos en su trama podemos encontrar un análisis (que pretende ser balanceado) de las problemáticas actuales en la educación, sin caer en fatalismos o dependencia ciudadana.
“De Panzazo”, no solo apunta al cinismo de ciertos funcionarios, desconocimiento por parte de instancias sociales o a deficiencias ya conocidas a grandes rasgos por la sociedad… este documental apunta al activismo social y al involucramiento de la ciudadanía a un movimiento conjunto de padres, alumnos, escuelas e instancias gubernamentales en pro de una mejora educativa. La objeción posible que se pueda plantear a esta proyección, es que denota sólo los aspectos negativos de la educación mexicana siendo que el fenómeno del sistema educativo fallido es más complejo que asuntos sindicales o de presupuesto y esta proyección carece de esa otra parte del discurso: esos pequeños esfuerzos por mejoría, que aunque aislados, están presentes y en crecimiento. Al filme le falta apuntar un poco más hacia los padres de familia y alumnos; ya que, aún siendo el primer esfuerzo “pop” por mostrar esta realidad, hay cuestiones de las cuales no podemos prescindir en nuestro análisis.
Muy al estilo de “Presunto Culpable”, “De panzazo” se posiciona como otro de los documentales que llegan al alcance del público, que no se queda en galerías de cine de arte o algún video club; por lo cual, al igual que en el mencionado documental es posible esperar reacciones de todo tipo, a la publicación de su contenido; que si bien tiene una sana intención de animar a su público a dejar la pasividad y el conformismo, pecaríamos de ingenuos al comprar la idea del filme, de buenas a primeras.
Más que darnos un recetario de cómo involucrarnos en la educación de nuestros niños, más que asustarnos con cifras deplorables (pero reales) o caer en fatalismos, la apuesta en este documental es la crítica, la búsqueda de información y transparencia, pero sobre todo el develar públicamente e irrevocablemente, esa sospecha semitransparente y fantástica que se tiene de la educación mexicana.
Recomiendo ampliamente no sólo acudir a su cine más cercano a experimentar esta dosis de realidad, sino informarnos y participar en este sistema, trocar las quejas en propuestas y hechos. Es por algo que nadie nos puede regalar pero merecemos conquistar, una educación digna para nuestros infantes.
E. Torres