Cine

Oldboy: Días de venganza – La reencarnación de un mito

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Dirección: Spike Lee

Reparto:  Josh Brolin, Elizabeth OlsenSamuel L. Jackson, Michael Imperioli, Sharlto Copley

A casi un año de su lanzamiento llegó sin pena ni gloria la cinta de Spike Lee, -que más tropiezos ha tenido en cartelera y postproducción- Oldboy: Días de venganza.

Será que su restrictiva clasificación C, aunado a la violencia a cuadro, la han segregado del público, o que posiblemente también el mismo Lee ha mostrado su descontento con el resultado final, debido a que sus productores editaron el corte final, y dando pié a que esta no sea una de sus creaciones acostumbradas. Sea cual sea el motivo, he aquí un filme que se va por la puerta chica sin que pocos se atrevan a rescatarla.

Lo cual es lamentable, ya que remake basado en su homóloga surcoreana de 2003 vale verla tanto por su reparto, historia y producción estridente que pocas veces se ve en el cine de manera que rete al espectador promedio.

La historia gira en torno a Joe Doucett, un hombre alcohólico que simplemente se pasa de listo con la vida, pero una noche es secuestrado y puesto en cautiverio, en un lugar desconocido, pero el cual le provee todo lo necesario: un cuarto confortable, un lugar de aseo, comida y ropa. Doucett se cuestiona el porqué de la situación sin encontrar respuesta, hasta que un día 20 años después es liberado, ahí comienza el momento de venganza de nuestro contemporáneo Edmundo Dantés.

Y hablando de inculpados inocentes, causalmente la novela célebre de “El conde de Montecristo” cumple 170 años de su publicación. Posiblemente basado en un hecho real, que el mismo Dumas se encargó de aderezar con la historia de su padre quien fuera general durante la revolución francesa… pero esto es un ajonjolí de otros moles, que luego trataremos en Habitación 101.

Volviendo a Oldboy, esta adaptación no le pide nada a su antecesora, el guión se calca casi a perfección, de hecho el cineasta románticamente hace ciertos guiños hacia la cinta original, dándonos aparte esos toques que solo el cine oriental puede tener, como lo son los símbolos escondidos en el carácter de los personajes y que poco a poco va descubriendo el cinéfilo en la butaca.

Ambas adaptaciones cinematográficas están inspiradas en el manga japonés del mismo nombre, que fue publicado de 1996 a 1998 en un serial de la revista Weekly Manga Action del país nipón.

El reparto en esta película está conformado por Josh Brolin, quien ejecuta un excelente papel, aunque debemos admitir que la cara dura se le da fácil aparte de que ya los protagónicos de acción son parte de su repertorio tradicional. Fuera de que esté cayendo en los clichés, Brolin da lo mejor de si para esta actuación, y también apoyó a Lee cuando censuraron la cinta, argumentando que la versión del director era mucho mejor.

Una de las hermanas Olsen, Elizabeth para ser más precisos –y la menor de esta familia– empieza a apartarse de la admirada carrera de las gemelas por todos conocidas en la serie Full house de la década de 1980-1990. Elizabeth explora un personaje compasivo y cariñoso, que se ve envuelto en la lucha constante de su vida tortuosa por ser autodestructiva en sus relaciones, pero que encuentra un aliciente al encontrar al desaparecido Doucett. Olsen arriesga en la pantalla inclusive mostrando un desnudo frontal, lo que pocas veces se atreve a dar en el Hollywood de hoy en día.

Samuel L. Jackson es parte de esta ficción como un antagonista que muchos ya tendrán dolor de cabeza al ver en pantalla,  y es que se recurre al empleo de sus característicos tonos de voz al emplear lenguaje soez, sin embargo para los amantes del “Bad motherfucker” les resultará atractivo verlo de nuevo parodiándose a sí mismo en roles similares en su carrera, es un albur que queda a la balanza del público.

La cinta tiene todo para ser una película de culto, pero simplemente cayó de la gracia para quienes son fans del cine de acción, ¿Por qué? Posiblemente un sabotaje de la misma productora estadounidense, pero en el fondo nadie lo sabe. La cinta se produjo con $30 millones de dólares –un presupuesto modesto para ser los estándares del cine hollywoodense para ser francos– y en la cartelera apenas recaudó cerca de $5 millones de dólares, convirtiendo la cinta en una box office bomb, como se le conoce en el argot cinematográfico.

Para quienes vean el filme se darán cuenta de que el final es único, evocando al mito griego de Edipo, trayendo la tragedia griega y reavivándola de manera contemporánea de una manera que pocas veces se logra en el ahora celuloide digital.

Clasificación: Imprescindible para los amantes del misterio, acción y una buena dosis de violencia y adrenalina en pantalla, no apta para susceptibles al escarmiento emocional del uso del martillo como arma letal.

Saludos de venganza.

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