La cuenta regresiva para los Premios de la Academia sigue y por fin nos están llegando los estrenos cada fin de semana. Ayer por la noche fui a ver uno de los filmes que más esperaba, Carol. La historia del romance entre una mujer madura y una joven en los años 50 llama la atención, pero cuando las protagonistas son Cate Blanchett y Rooney Mara… es una película obligada.
Carol es dirigida (de una forma muy elegante) por Todd Haynes. El filme visualmente es bellísimo. Gran producción, gran vestuario. Las nominaciones que tiene al Oscar en todas esas categorías, son bien merecidas. El score y la fotografía, en mi opinión, lo mejor de todo.
Lo que siento que quedó un poco a deber, es esa química de Cate Blanchett y Rooney Mara de la que tanto nos habían contado. No es nada mala, pero tampoco es extraordinaria. A pesar de que Blanchett siempre ha robado toda la atención en pantalla, en esta ocasión es Rooney Mara el atractivo principal. Su cara de enamorada y el llanto que le provocan repetidas ocasiones en la historia, se ve y se siente muy real.
Después de mencionar los aspectos positivos, es cierto que la película es lenta. En un momento, tal vez en la última media hora, puedes llegar a sentir que ya estás viendo más de la cuenta, que la historia debió concluir en algún punto anterior.
Probablemente Carol se quedará en el camino al Oscar en varias (o todas) las categorías. Es buena, pero este año los galardones como los Golden Globes o SAG Awards han ido para otras producciones y actrices. Sin embargo, vale el precio del boleto, es una historia que inspira amor y conmueve.
Por último, una advertencia para aquellos que vayan a verla en salas de cine: Aún en la actualidad (al menos en México), se pueden escuchar risas en las escenas románticas. Está claro que algunas personas aún no se sienten cómodas viendo una historia de amor homosexual (ya lo había notado en Danish Girl hace unas semanas). Ni modo, tendremos que aguantar esa conducta un rato más.