Cine

Cantinflas: del guion al corazón, Parte II

Edui TIjerina

Segunda parte de la entrevista con Edui Tijerina, guionista de la película Cantinflas

Luego de estar un rato charlando, llegó a la hamburguesería un grupo de oficinistas gritonas que se sentaron en la mesa de al lado. Ajusté el volumen de mi grabadora y activé el filtro para eliminar las frencuencias altas.

La plática se puso tan interesante que pronto dejé de prestarle atención a las dulces voces. Edui me contó lo que significa ser un guionista de cine en México, su proceso de trabajo y las diferencias que tiene escribir para teatro y televisión. Además, él tiene una visión muy optimista acerca del futuro de la industria cinematográfica en México.

Mol: ¿A qué se debe que el cine mexicano esté retomando el interés de la gente?
Edui: Ahí está el detalle, chato, pues ahora se está haciendo un cine en el que más que nunca se está pensando en el público. Para qué le va a servir esto que estoy haciendo, qué efecto constructivo va a tener mi trabajo sobre el público. Esto provoca un acercamiento entre la gente y las producciones, lo que es clave en el fenómeno que se está dando ahora.

¿Y a qué atribuyes ese interés en el público?
Claro que buscas incluir elementos que le interesen al público, una cosa lleva a la otra. Viene el público y tengo más ingresos, porque a final de cuentas el cine es una industria y si yo no tengo ingresos ya no puedo seguir haciendo películas. Aunque más que pretender solamente el ingreso es dar calidad para tener un resultado de ganar/ganar, ofreciendo cine de calidad que la gente disfrute y tener ingresos para poder seguir produciendo. Es un círculo virtuoso.

¿El trabajo de guionista es solitario?
Yo no lo siento así. Si bien estás sentado en tu computadora nada más, estás con los personajes. Sonará a que tengo alguna esquizofrenia, pero tratas de platicar con ellos para saber no solo qué va a suceder y qué se va a decir, sino cómo lo van a decir los personajes y para eso tienes que conocerlos muy bien, para que no resulte un texto donde todos hablan como tú. Hay que desdoblarse y meterse en los zapatos del personaje. Yo me divierto mucho escribiendo. Como además estoy trabajando en varios proyectos de teatro, últimamente he estado trabajando bastante con eso de empatizar con los personajes, a ver si no me vuelvo loco.

¿Qué tan diferente es escribir para teatro y para cine?
Es muy distinto, porque la naturaleza de cada medio implica situaciones distintas en cuanto a la exposición del material, los lenguajes son diferentes… incluso en cine y televisión el manejo del lenguaje es muy diferente. En cine, por ejemplo, puedes manejar tomas abiertas, pero en tele hay que acercarse más y jalar al espectador hasta la pantalla. El cine es mucho más visual, de hecho nació como exclusivamente imágenes.

¿Y en el teatro?
Las limitaciones de espacio, escenografía… los proyectos que he estado desarrollando son para micreteatro en Miami, donde el concepto es un contenedor de barco donde hay máximo 15 personas, con una pieza de 2 o 3 actores que no dura más de 15 minutos. Entonces tú llegas al espacio y ves varios contendores, cada uno numerado y cada uno con una pieza de género diferente, unidas por un mismo tema. Es un concepto muy padre que está acercando mucho a la gente al teatro, porque no tienes que gastar mucho, porque pagas por función. Ahora, el hecho de que sean piezas de 15 minutos no significa que sean hechas al ahí se va. Son con actores reconocidos, con directores reconocidos, piezas cuidadas en los textos. Es un concepto que ya comenzó a darse en varios países.

¿Qué proyectos traes ahorita?
Estoy trabajando en dos largometrajes, en uno de ellos me ofrecieron estar como productor y acabo de entregar el guion de una película para televisión sobre un personaje importante también para la cultura mexicana.

¿Cómo separas tu cabeza para trabajar en diferentes proyectos al mismo tiempo?
Es fuerte por las exigencias emocionales que tienen los proyectos, pero me gusta ir alternando porque me permite dejar un texto para que madure en lo que estoy trabajando en otro. Sí hay etapas en las que los tiempos te obligan a concentrarte en un trabajo, pero siempre se puede encontrar el tiempo para alternar. Si esperas terminar un proyecto, incluyendo los ajustes, para comenzar el otro, pues nunca vas a acabar.

¿Cómo te relajas?
Descanso de escribir cine yendo a ver cine. También me gusta leer cine. Vaya, descargo guiones y analizo otros trabajos. No estoy hablando de copiar, sino de identificar el manejo de recursos en el abordaje de los temas para ir aprendiendo. El público va cambiando, así que la manera de trabajar también tiene que ir evolucionando.

¿Cuál es la habilidad principal en un guionista?
La capacidad de observación. Entre más consiente estés de tu entorno, de tu realidad, si escuchas cómo habla la gente, cómo reacciona, las acciones que les pongas a tus personajes van a reflejar esa realidad. Cuántas veces no nos ha tocado ver una película y decir: caray, no es cierto, una persona con ese nivel económico, con esa formación académica, con ese perfil de carácter no habla así. Es una exigencia que los personajes sean ellos, no tú. Uno solo los genera y luego los permite fluir.

¿Cuál sería el camino para conseguir esa capacidad de observación?
Lo más difícil a lo que uno se puede enfrentar es a observarse a sí mismo. Estamos solos en casa y encendemos la tele o el radio, no queremos escuchar el silencio. Porque estar simplemente estar nosotros tranquilos, sin distracción, nos lleva a enfrentarnos con nosotros mismos y nos da miedo por lo que podemos encontrar.  Puede ser que estés solo, pero tu mente y tu atención están en lo que se genera fuera de ti. El asunto de la introspección implica, no que apagues todo, sino que te permitas observarte a ti.

¿Crees que estamos cerca de consolidar una industria como para que haya gente que se dedique al 100% a hacer cine?
Yo creo que ya se está dando. Hubo un tiempo en el que gran cantidad se volcaron a escuelas y talleres de cine más por la moda, pero con el tiempo muchos de los que comenzaron por moda se dieron cuenta del nivel de exigencia que tiene el quehacer cinematográfico. No solo es llegar con una cámara y filmar para luego esperar a que llegue el momento de la alfombra roja. Es un compromiso de 24 horas y dejas de tener vida propia para entregarle tu vida al proyecto. Por eso, de esa moda ese grupo se comenzó a decantar y se quedaron los chavos que de verdad quieren hacer cine por el resto de su vida. Estos mismos dejan un antecedente para que los nuevos estudiantes de cine ya sepan a lo que van. Yo creo que no se puede, a nivel estricto, aprender a hacer guiones en un solo taller o en una carrera. Podrás leer un instructivo para aprender a andar en bicicleta, pero hasta que no te subas y te des de catorrazos es que no vas a aprender.

¿Qué opinas de la división entre cine comercial y cine de autor, a cuál le apuestas?
El cine comercial es el que hace la industria y el cine de autor es más personal, porque refleja las posturas e intereses del realizador. Afortunadamente en México se está trabajando en ambos polos. Aunque, como cineasta, yo creo que a todos los conviene trabajar un poco en cine comercial para poder luego arriesgarte con un proyecto personal, porque para vivir del cine, pero hay que tener mucho cuidado porque entre más íntimo sea un trabajo tú público será más reducido. Hay algunos realizadores cuyo trabajo es tan personal que termina siendo como un “querido diario” y para el caso mejor escribe tu historia y guárdala en un cajón en tu casa.

No se puede decir que un tipo de cine sea mejor que el otro, para nada. La gente que suele, que son muchos, comparar una película comercial con una de cine de autor está incurriendo en una injusticia enorme, porque los objetivos, el lenguaje, el tipo de público al que van dirigidos cada uno son muy distintos.

Es por eso que las grandes casas productoras tienen sus filiales que producen cine de autor. Tienes a Sony Pictures que tiene a Sony Classics, tienes a 20 Century Fox que tiene a Fox Searchlight y así, cada vez son más las productoras de cine comercial que también se dedican a cubrir la producción de autor, porque ese tipo de cine tiene su público. Aunque es cierto que no te traen las grandes carretadas de dinero, pero cubren una necesidad y terminan siendo una tarjeta de presentación. El público además se siente atendido, se siente apapachado, se siente protegido desde el momento que percibe que una casa productora está pensando en sus intereses y en sus gustos.

Mol: Ojalá no le falte mucho a México para que lleguemos a tener esos esquemas aquí también. Gracias por regalarnos este tiempo, Edui.

Espera, déjame tomarte un par de fotos…

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